John Dorian.
“Mi nombre es JD, y tras salir de la facultad de medicina, acabo de empezar mi etapa de interno en el Hospital Sagrado Corazón. Aquí me he dado cuenta que en todos los años que llevo estudiando, en realidad, no he aprendido nada que me sea útil. Menos mal que cuento siempre con la incondicional ayuda de mi mejor amigo Turk. Fuimos compañeros de habitación durante toda la universidad. Ahora seguimos compartiendo piso, además de hacer la residencia juntos. Aunque nuestros caminos se hayan separado un poco: yo me junto con los empollones de medicina, mientras que él está en el grupo de los cirujanos guays.
Pero no pasa nada, porque en mi grupo tengo a la chica de mis sueños: Elliot. Pese a ser muy competitiva y tener ataques de histeria, no puedo dejar de imaginarnos en un futuro siendo el señor y la señora Dorian.
El hospital tiene sus cosas buenas, como el doctor Cox, que por mucho que se empeñe en querer disimularlo metiéndose conmigo y llamándome por nombres de chicas, yo sé que está orgulloso de que le haya elegido como mi mentor. Y también tiene sus cosas menos buenas, como el Conserje, que no sé por qué extraña razón me la tiene jurada desde el primer día que entré por la puerta.
Me gusta ser médico, y lo hago muy bien. Mis dotes sociales me facilitan el empatizar con todos mis pacientes, y ser el niño bonito de todo el hospital.”
Me encanta esta serie, y no me canso de verla una y otra vez. Todos los personajes tienen su propia locura, y juntos forman un pintoresco grupo. En todas las series, hay un personaje que lleva las riendas de cada capítulo, y en esta es claramente Zach Braff, con su papel de JD: es un soñador incurable, egocéntrico y con ansias de cariño. Pero aún con todo, no puedes dejar de adorarle, hasta tal punto de que en el momento que decidió irse de la serie, esta perdió toda su chispa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario